Análisis
Los componentes del paisaje: abiótico, biótico y cultural.
El paisaje está compuesto por elementos naturales y elementos artificiales o creados por la acción humana. Los elementos naturales, a su vez, se dividen en componentes bióticos (es decir, todos los seres vivos) (+ información) y componentes abióticos (todos aquellos elementos que no son seres vivos ni producto de ellos). (+ información)
El componente biótico de un paisaje está formado principalmente por la flora y la vegetación -tanto la que crece de forma espontánea como la que es cultivada por el ser humano- y la fauna.
La cantidad de vegetación que cubre el suelo, la variedad de especies y el porte dominante caracterizan de manera particular el paisaje. Sin embargo, la fauna no suele ser un elemento que destaque cuando contemplamos un paisaje, debido a su movilidad. Aún así, es importante estudiarla porque los animales se relacionan con los otros elementos y, por otra parte, es necesario tener en cuenta los aspectos relacionados con su conservación, puesto que cualquier deterioro de un paisaje afectará también a la fauna que vive en él. (ocultar)
Entre los componentes abióticos, se consideran los siguientes:
- La zona en la que se localiza el paisaje, es decir, su situación geográfica.
- El relieve, como soporte sobre el que se asienta el resto de componentes del paisaje. De la forma del terreno, su disposición y su naturaleza, derivan otros aspectos importantes en un paisaje como la altura, la orientación o la pendiente y, por tanto, también las actividades humanas que se van a desarrollar en él.
- El tipo de roca sobre el que se asienta el paisaje: dureza, permeabilidad, composición química… Todos son aspectos importantes porque condicionan el tipo de suelo y la vegetación que va a poder crecer en él.
- Las características del suelo, como la profundidad, textura, porosidad, contenido de agua, características químicas, etc.
- El clima: temperaturas, precipitaciones, humedad, evapotranspiración, vientos… El clima influye en todos los seres vivos y en las actividades humanas hasta el punto de que puede condicionar en gran medida la valoración de un paisaje.
- El agua es un elemento llamativo que atrae la mirada del observador. La calidad, localización, estado físico y abundancia o escasez del agua son esenciales para valorar un paisaje.
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Los elementos humanizados también llamados componentes antrópicos o culturales son el resultado de las transformaciones que el ser humano realiza sobre los elementos bióticos y abióticos, ya sea para construir su alojamiento, desplazarse o procurarse su sustento. (+ información) Por tanto, en su análisis se tienen en cuenta aspectos socioeconómicos con el propósito de descubrir cómo influyen en el paisaje. En este sentido, se deben considerar las modificaciones que puedan derivarse de:
- Tipo de construcciones y su distribución.
- Usos del suelo.
- Explotación de recursos, teniendo en cuenta las modalidades, frecuencia e intensidad, emisión y tipo de contaminantes en caso de que se produzcan.
- Datos demográficos (densidad de población)
- Actividades socioeconómicas.
- Aspectos culturales derivados de formas tradicionales de explotación del paisaje.
La mezcla de todos estos componentes le da carácter al paisaje, cargando de significado partes de él y diferenciándolo de cualquier otro. (ocultar)
Tajinastes rojos
La Orotava
La configuración espacial o estructura del paisaje: matriz, manchas y corredores.
Dentro de la variedad de paisajes existentes, en casi todos ellos se pueden identificar unas formas comunes que nos sirven para poder entender su estructura. Básicamente son de tres tipos: matriz, manchas y corredores.
- La matriz es el elemento que da personalidad al paisaje; ocupa una mayor superficie y juega el papel dominante en el funcionamiento del paisaje. (+ información)
Por ejemplo, cuando hablamos de pinar, mosaico de viñedos, tierras de regadío, etc. estamos haciendo referencia al concepto de matriz del paisaje. Dentro de la matriz se encuentran las restantes formas. (ocultar)
- Las manchas son superficies no lineales que se diferencian claramente de lo que les rodea por su aspecto. (+ información) Podemos entender esta idea cuando al observar un paisaje desde un avión distinguimos los cultivos, los bosquetes, los núcleos urbanos, etc. (ocultar)
Manchas de diversa naturaleza
- Los corredores son elementos lineales, naturales como por ejemplo un río, o artificiales como es el caso de carreteras y caminos. Están caracterizados por sus dimensiones, ya que son superficies de terreno estrechas y alargadas, y por una composición que también los diferencia del entorno.
Las carreteras y barrancos, dos tipos de corredores
Por lo general, la matriz rodea manchas y corredores. La composición de cada una de estas formas (tipo de vegetación, por ejemplo), su origen (natural o antrópico), su tamaño, forma, número y distribución espacial, tiene importancia desde el punto de vista ecológico, pero también visual. La combinación de los tres tipos de elementos determina la estructura general del paisaje y también su funcionalidad.
Los elementos visuales del paisaje: color, forma, textura, dimensión y carácter espacial.
Playa de Las Teresitas
Las características visuales básicas de un paisaje son todos aquellos aspectos que percibimos a través de nuestros ojos, que lo diferencian y que pueden utilizarse para analizarlo. Estos componentes son el color, la forma, la textura, la dimensión y el carácter espacial. (+ información)
- Color. Es la propiedad que tienen los objetos de reflejar la luz con una particular intensidad y longitud de onda. El tinte (rojo, azul, etc.), el tono (claro, oscuro) y el brillo definen el color. Los colores cálidos, claros y brillantes se perciben mejor que los fríos, oscuros y mates.
- Forma. Se define como la masa o volumen de uno o varios objetos que aparecen en el paisaje.
- Textura. Es lo que surge de la mezcla de formas y/o colores, y que se perciben como irregularidades en la superficie continua del paisaje.
- Dimensión: Hace referencia al tamaño del paisaje, es decir, a la relación existente entre el tamaño de los objetos y el entorno en los que estos se sitúan.
- Carácter espacial: Viene determinado por la configuración tridimensional de todos los elementos y espacios libres de un paisaje, dando lugar a panorámicas, paisajes encajados, llanuras, etc.
- El contraste entre colores, formas y las demás características visuales, la dominancia y la importancia relativa de una o varias de ellas da lugar a composiciones (paisajes) que son valoradas, al igual que en el mundo artístico, por su fuerza (cuando el paisaje cuenta con alguna cualidad que lo hace singular y llamativo), por su unidad (armonía, orden y coherencia de elementos) y por su variedad.
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Colores y texturas en el Teide
La percepción del paisaje.
Percibimos los paisajes principalmente mediante el sentido de la vista. A través de nuestros ojos captamos elementos concretos como la vegetación, la presencia de agua o de montañas, etc., pero también elementos abstractos como las formas, los agrupamientos o las líneas. Pero estos no son los únicos factores que determinan nuestra percepción del paisaje. También influyen factores abstractos que pueden ser objetivos, como la distancia del observador, la iluminación, etc. o subjetivos, que tienen que ver con las emociones que suscita el paisaje, los significados compartidos con otras personas o los recuerdos, entre otros. (+ información)
- La distancia de observación. Influye sobre el grado de nitidez con que se perciben los objetos: a mayor distancia, menor nitidez. En paisaje, como en fotografía, se distinguen tres campos visuales y tres distancias relacionadas:
- 1º plano o plano anterior. Abarca hasta los 200 metros, distancia en la que aún somos capaces de apreciar los detalles.
- 2º plano, plano medio o paisaje. Abarca desde los 200 hasta los 800 metros. A esta distancia no se ven los detalles pero sí cada elemento del paisaje y las relaciones entre ellos.
- 3º plano, plano posterior o fondo escénico. Abarca todo aquello que está más allá de los 800 metros o 1 kilómetro. A esta distancia los elementos se ven desdibujados, se aprecian mejor las formas y el relieve toma gran importancia.
El Teide al atardecer
Cuando observamos un paisaje no percibimos igual los elementos más lejanos. Al aumentar la distancia, la fuerza de las líneas se debilita y la textura se difumina, perdiendo contraste y tamaño de grano. También los colores se vuelven más pálidos y menos brillantes, vemos mejor los tonos azulados y destacan los colores claros sobre los oscuros.
- Posición del observador. La posición en la que nos situemos influye directamente en cómo vamos a percibir el paisaje. Si observamos el paisaje desde arriba, aumentaremos la longitud y la amplitud del campo visual.
- Condiciones atmosféricas. En los días grises, la nubosidad reduce los tintes de los colores y hace que predominen los tonos oscuros que además pierden brillo. En otros casos, la presencia de nieve refleja la luz y hace que los elementos estén mas iluminados y aumente su geometría.
- Iluminación. Cuando el sol está detrás de nosotros, la luz cae de forma frontal sobre el paisaje, reduciendo las sombras al mínimo. En cambio, si el sol está delante de nosotros el paisaje quedará en sombra y su superficie perderá brillo y contraste.
- Movimiento del observador. Podemos contemplar el paisaje en movimiento, por ejemplo desde el interior de un coche en marcha. En este caso, percibiremos el paisaje como una secuencia de imágenes cambiantes.
- Duración de la observación. El tiempo que dedicamos a la observación determinará la profundidad y detalle con que se perciba el paisaje: cuanto mayor sea el tiempo de observación mejor será su percepción.
Además de factores objetivos, en el proceso de percepción cada uno de nosotros aporta variables subjetivas como nuestra forma de ser, nuestra cultura, nuestra edad, experiencia. Todo ello influye también en la imagen mental del paisaje en cada persona. Por otra parte, una imagen se complementa aún más con las sensaciones que percibimos a través de otros sentidos como el oído o el olfato. (ocultar)
La bruma caracteriza el paisaje de la laurisilva